La discriminación que no se nota

Según la Organización Mundial de la Salud (O.M.S.), el término “Edadismo” (también “Ageism” o “Viejismo”) refiere a la forma de pensar (estereotipos), sentir (prejuicios) y actuar (discriminación) con respecto a los demás o a nosotros mismos por razón de la edad. Se trata de un proceso de estereotipia y discriminación sistemática contra las personas por el hecho de ser viejas, de la misma forma que el racismo y el sexismo se originan por el color de la piel y el género.

En 1968, el Psiquiatra Robert Butler acuñó el término “edadismo” que en nuestro país fue traducido por el médico gerontólogo Leopoldo Salvarezza como “viejismo”.

Los estereotipos derivados de esta forma de discriminación generan una imagen social negativa de las personas mayores que es generalizada para todas ellas, englobando al colectivo en un todo homogéneo cuando una de las características básicas del envejecimiento es su heterogeneidad por la diversidad de perfiles que presenta[i].

Algunos de los estereotipos más habituales respecto a los adultos mayores son los siguientes:

  1. a) “Todos los mayores son iguales”. Por el contrario, es el grupo de población con mayor variabilidad interindividual en aspectos psicológicos, sociales, culturales.
  2. b) “Las personas mayores están enfermas, tienen dependencia funcional y son frágiles”. Cerca del 76% de nuestros adultos mayores mantienen un buen nivel funcional para la realización de las actividades de la vida diaria, pueden vivir solos y tener una vida totalmente autónoma.
  3. c) “Los mayores están solos y aislados”. Sin embargo, las personas mayores, en general, mantienen una red social gratificante y leal principalmente con sus familias. El 70 % de los mayores refiere sentir que va a recibir ayuda de la familia frente a un problema.
  4. d) “Las personas mayores tienen problemas de memoria”. Si bien las pérdidas de memoria se incrementan con la edad, la mayoría de estas pérdidas se deben a aspectos como la motivación por hacer las tareas, la atención que se le presta a las mismas o la velocidad en realizar diferentes actividades a la vez y no afectan al desarrollo de las actividades de la vida diaria.
  5. e) “Las personas mayores no deben seguir trabajando”. Sin embargo, las investigaciones demuestran que las personas mayores de 65 años pueden realizar su trabajo de la misma manera que los jóvenes, dado que cuentan con habilidades y conocimientos aportados por la experiencia.
  6. f) “Los mayores no pueden aprender cosas nuevas”. Por el contrario, se observan personas mayores que han podido enfrentarse a un entorno continuamente cambiante como son las nuevas tecnologías.
  7. g) “Los mayores no tienen relaciones sexuales”. A lo largo de la vida no se pierde el interés sexual salvo que por factores específicos como, por ejemplo, enfermedades incapacitantes o fármacos.

El prejuicio hacia el adulto mayor es aprendido desde la infancia a partir de imágenes en libros, en películas, en televisión, en chistes. Parte incluso del lenguaje que usamos, con términos cargados de connotaciones negativas como ‘viejo’ o ‘anciano’”.

Cerca de un 30% de las personas de más de 45 años en Argentina afirman haber sufrido discriminación por su edad, según el INDEC, un porcentaje comparable al sexismo o al racismo, las otras dos grandes discriminaciones de nuestro tiempo.

Estos prejuicios no son exclusivos de la gente más joven pues los adultos mayores también los tienen y son graves ya que la sociedad, en general, no los visibiliza o los tolera.

El Edadismo puede combatirse y prevenirse. La O.M.S. recomienda: A) utilizar Herramientas de Política y Legislación que protejan los derechos humanos mediante el abordaje de la discriminación y la desigualdad por razones de edad; B) Diseñar Actividades Educativas que transmitan conocimientos y competencias que faciliten la empatía; C) Promover Intervenciones Intergeneracionales para conectar a personas de diferentes generaciones.

El envejecimiento es un proceso que no se puede evitar[ii]. La mirada disvaliosa que sobre el mismo se tiene, sí.

Es de vital importancia derribar mitos y desterrar prejuicios que lastiman, excluyen e invisibilizan a los adultos mayores, con la clara convicción de que en caso de no hacerlo, tarde o temprano, el Edadismo nos afectará a todos.[iii]

[i] El envejecimiento se caracteriza por ser: Universal: propio de todos los seres vivos; Irreversible: a diferencia de las enfermedades, no puede detenerse ni revertirse; Heterogéneo e individual: cada especie tiene una velocidad característica de envejecimiento, pero la velocidad de declinación funcional varía enormemente de sujeto a sujeto y de órgano a órgano dentro de la misma persona.

[ii] La Convención Interamericana de Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores define al “envejecimiento” como un proceso gradual que se desarrolla durante el curso de vida y que conlleva cambios biológicos, fisiológicos, psico-sociales y funcionales de variadas consecuencias, las cuales se asocian con interacciones dinámicas y permanentes entre el sujeto y su medio.

[iii] Se prevé que el número de personas mayores de 60 años de edad se duplique entre 2000 y 2050 por lo que representarán más de un quinto de la población mundial. 2000 millones de personas tendrán 60 años o más en 2050. En 2050, más de 1 de cada 5 personas tendrá más de 60 años de edad.  Entre 2000 y 2050 la cantidad de personas de 80 años o más aumentará casi cuatro veces hasta alcanzar los 395 millones. Hoy en día, hay 125 millones de personas con 80 años o más. Para 2050, habrá un número casi igual de personas en este grupo de edad (120 millones) solamente en China.        Para 2020, el número de personas de 60 años o más será superior al de niños menores de cinco años.           Entre 2000 y 2050 la proporción de los habitantes del planeta mayores de 60 años se duplicará, pasando del 11% al 22%. Es decir que este grupo de edad pasará de 605 millones a 2000 millones en el transcurso de medio siglo.

[1] El envejecimiento se caracteriza por ser: Universal: propio de todos los seres vivos; Irreversible: a diferencia de las enfermedades, no puede detenerse ni revertirse; Heterogéneo e individual: cada especie tiene una velocidad característica de envejecimiento, pero la velocidad de declinación funcional varía enormemente de sujeto a sujeto y de órgano a órgano dentro de la misma persona.

[1] La Convención Interamericana de Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores define al “envejecimiento” como un proceso gradual que se desarrolla durante el curso de vida y que conlleva cambios biológicos, fisiológicos, psico-sociales y funcionales de variadas consecuencias, las cuales se asocian con interacciones dinámicas y permanentes entre el sujeto y su medio.

[1] Se prevé que el número de personas mayores de 60 años de edad se duplique entre 2000 y 2050 por lo que representarán más de un quinto de la población mundial. 2000 millones de personas tendrán 60 años o más en 2050. En 2050, más de 1 de cada 5 personas tendrá más de 60 años de edad.  Entre 2000 y 2050 la cantidad de personas de 80 años o más aumentará casi cuatro veces hasta alcanzar los 395 millones. Hoy en día, hay 125 millones de personas con 80 años o más. Para 2050, habrá un número casi igual de personas en este grupo de edad (120 millones) solamente en China.        Para 2020, el número de personas de 60 años o más será superior al de niños menores de cinco años.           Entre 2000 y 2050 la proporción de los habitantes del planeta mayores de 60 años se duplicará, pasando del 11% al 22%. Es decir que este grupo de edad pasará de 605 millones a 2000 millones en el transcurso de medio siglo.

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